¡Vuelve a lo básico...trabaja en lo importante!
El vino: una metáfora contra la prisa de la ansiedad
En estas épocas decembrinas, entre los encuentros y las celebraciones, me detengo con una copa de vino, observando cómo, de todas las bebidas, esta me invita a algo distinto. Es mi única copa del día, pero me regala una pausa: el acto de observarla, saborearla y disfrutarla despacio. Descubro en ella un símbolo opuesto a las prisas, al “una tras otra” de otras bebidas. Incluso, en el Nuevo Testamento, encontramos referencias al vino como un elemento de conexión y reflexión. En Juan 2:1-11, en el milagro de las bodas de Caná, el vino representa gozo, celebración y la capacidad de transformar lo ordinario en extraordinario.
A diferencia de otras bebidas que se consumen en un frenesí de rapidez —el “shot” de tequila o la sucesión interminable de cervezas—, el vino nos invita a un ritual distinto. Se observa su color, se aprecia su aroma, se descubre su textura en cada sorbo. Es una experiencia pausada, casi meditativa, que nos saca del automatismo y nos devuelve al aquí y al ahora.
El contraste con la ansiedad no podría ser más claro. Mientras que la ansiedad nos empuja a huir, a luchar o a apresurarnos sin dirección clara, el vino nos sugiere otro camino: ir despacio. Nos dice que está bien disfrutar el proceso, valorar el trayecto y no solo el destino. Nos recuerda que no todo en la vida es urgente y que merecemos un respiro.
En Conversares Humanos, creemos que esta misma pausa puede ser el principio de una conexión más auténtica. Con nosotros mismos, con quienes nos rodean y con lo que realmente importa. Como el vino, queremos ser ese espacio donde las personas puedan detenerse, reflexionar y sentirse escuchadas. Porque a veces, la mejor respuesta a la ansiedad no es correr más rápido, sino aprender a caminar con calma.
RefleAcción: ¿Cómo podrías incorporar una pausa como esta en tu vida diaria? Tómate un momento hoy, respira y reconecta contigo mismo. Observa el color de tu presente, aprecia su aroma y saborea cada instante como si fuera único.
Nota: Esta analogía no invita al consumo de alcohol, sino a reflexionar sobre la importancia de detenernos, contemplar y disfrutar del momento presente.
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Autor: Oscar Terrazas